lunes, 30 de junio de 2014

La orina y otros indicadores fiables para saber si el nivel de hidratación es el adecuado

¿Cuánta agua hay que beber?


    La cantidad de agua depende de la persona y de sus circunstancias físicas y ambientales (edad, actividad, temperatura, etc.). Lo principal es no olvidar que hay que beber agua. Habrá quienes estén acostumbrados a tomar varios vasos al día y alcancen la mítica cifra de dos o incluso tres litros, quienes limiten su ingesta a las cinco comidas o quienes deban recordar la importancia de beber un vaso, puesto que dejan pasar las horas y no tienen sed. Todos podrán superar con éxito el test de la orina. Pero hay que tomar agua en la vida cotidiana. Un buen hábito para comenzar el día es beber un gran vaso y una pieza de fruta. Así, con ese sencillo gesto, se garantiza una buena base de hidratación. Si se altera la vida habitual, el ambiente e incluso la actividad cotidiana, seguro que también se variará la necesidad corriente de agua, por ello habrá que estar atento. Lo normal es que con los cambios aumente la necesidad de ingerir líquidos, lo que es una buena excusa para incrementar el consumo de frutas, verduras y preparados refrescantes. Las sopas son un modo de tomar más líquidos con sabor, y en el verano se puede optar por ofrecer a los niños sopas frías, batidos de frutas, sopas de fruta o un gazpacho recién hecho y servido bien fresco. 




Hidratación, no todo es agua 

   Que el agua no es la única fuente de hidratación se entiende mejor si se mira su anverso, la deshidratación. Se puede tener un episodio de deshidratación por una pérdida de agua o una pérdida mayor de electrolitos (sobre todo, sodio). Una deshidratación por pérdida de agua suele ser consecuencia de una insolación, un capítulo febril, un caso de gastroenteritis o la desatención a la sed. Se habrá desatendido la correcta hidratación por no haber tomado la suficiente agua ni suficientes líquidos. Pero también se puede errar en el cálculo de la hidratación sufriendo una pérdida de sales minerales y de sodio. No tiene que ocurrir, salvo si se padece gastroenteritis o se trabaja en condiciones extremas de calor o frío, o se equivoca y no se atiende la demanda de sales al efectuar ejercicio físico. 



Cinco gestos que ayudan a hidratar

1. Empiece el día con un vaso de agua y llénese un botellín de agua. Según sus hábitos, lléveselo con usted y bébaselo a lo largo del día, o déjelo en casa y recuerde terminárselo antes de ir a la cama.

2. En verano, coma dos frutas al día, una ración de verdura cocida (como plato o guarnición) y mordiscos de verdura cruda.

3. Establezca el hábito de identificar un momento de descanso con beber un vaso de agua. 

4. Elija bebidas naturales antes que las azucaradas, y las infusiones, mejor que el café. 

5. Reflexione sobre la conveniencia de utilizar agua embotellada, comprar una jarra filtradora o colocar un filtro en su grifo. Tal vez de esta manera tome mayor conciencia y afinidad a beber agua.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2172207/0/orina/como-saber/nivel-hidratacion-adecuado/#xtor=AD-15&xts=467263

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